sábado, 21 de junio de 2014

El misterio del lado oculto de la Luna


Cuando la nave espacial soviética Luna 3 transmitió las primeras imágenes del otro lado de la Luna, se esperaba que se viera muy parecido a lo que ya se conocía. En cambio, se observó una superficie regular, sin mares y completamente diferente a lo que los astrónomos podían ver desde la Tierra. Durante 55 años, nadie había podido develar el misterio, conocido como el problema de las Tierras Altas Lunares. Ahora, investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) ha logrado explicar el fenómeno.

Se sabía que la ausencia de mares se debe a que la corteza del lado oculto es mas gruesa, pero no estaba claro si ese espesor era una mera coincidencia. El estudio, publicado en Astrophysical Journal Letters, plantea la teoría de que después del gran impacto entre la Tierra y Theia, tanto la Luna como nuestro planeta estaban muy calientes. Siendo que antes la Luna orbitaba, de 10 a 20 veces más cerca de la Tierra, se vio afectada por la gravedad de ésta. 

Debido a la corta distancia entre los dos cuerpos celestes, la rotación sincrónica (en la cual siempre se da la misma cara al objeto que orbita) habría ocurrido muy pronto. La Luna, siendo más pequeña que la Tierra, tardó menos en enfriarse, mientras que nuestro planeta se mantuvo caliente. Para el lado de la Luna que miraba a la Tierra fue como tener dos soles (el segundo menos caliente y grande, pero más cercano). Como resultado, a la cara que mira a nuestro hogar le tomó mayor cantidad de tiempo enfriarse que a la cara que da al espacio. 

Al enfriarse el vapor de roca, los primeros elementos en condensarse fueron el aluminio y el calcio, los cuales crearon una gruesa capa de feldespatos plagioclasas en el lado oculto. Cuando los asteroides golpearon la cara conocida de la Luna, salió lava que lleno los espacios, pero en el lado apartado, la corteza previno que surgiera lava.

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